Hace poco, una gata callejera que vive en un agujero cerca de un garage subterráneo, tuvo una camada de gatitos.
Estábamos asustados de que algún coche pudiera atropellarlos, así que decidimos rescatarlos y buscarles un hogar.
Normalmente, esto es más fácil de decir que de hacer, pero en este caso no fue así. Tres de los cuatro gatitos pudieron ser cogidos, y pasaron un par de semanas en nuestra casa, mientras inundábamos de carteles las calles de Marbella ofreciéndolos en adopción.
Tuvimos la suerte -mejor dicho, ellos tuvieron la suerte- de que una pareja de jóvenes muy simpáticos se quedó con dos de ellos, y otro señor con el tercero.
Ahora viven tranquilamente, cuidados, mimados, y lejos de los peligros de la vida callejera.
Aquí hay algunas fotos de ellos
Vamos, que se lo pasaron en grande con nosotros. Perla se quedó sin cesta durante una temporada. Los pequeñajos se adueñaron de ella.
Y como los recogimos en invierno, les compramos una mantita eléctrica y durmieron las siestas en la piel de borreguito: calentita, calentita.
Y para hablar también un poco de nuestra amada Perla, decir que es una madraza con todas las de la ley. Chiquitín que ve, chiquitín que adopta como si fuera suyo.
Aquí una prueba
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Más felices todos, que unas castañuelas.
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