viernes, 14 de septiembre de 2007

Toda una familia

Bien, pues aquí tenéis unas cuantas fotografías de los gatitos de mi hermano. Me parece que por aquel entonces todavía no tenían ni a Sarry, ni a Sarita. Así que voy a nombrar los animalitos que aparecen en las fotos, de izquierda a derecha.

A la izquierda tenéis a Petric, ya crecidito y más guapo que nunca. Toda una pantera, de suave pelaje y más dócil que un ragdoll. En el centro, sobre las piernas de mi cuñada, tenéis a "café con leche". Lo llamaron así por los colores que tenía. ¡La verdad es que es un nombre simático!. :-p
A la derecha del todo tenéis a "la abuela". La llamaron de esta manera porque era una gatita de la calle, muy mayor, que sólo quería mimitos y estar calentita en una casa.


Pero digo yo.... ¿qué más podéis ver en estas fotos?. ¡Pero si es un perrito!.

Ummmm... corrijo, es una perrita.

Y si la miráis bien, ¿no os suena de nada?.

Anda, repasad las historias de nuestros gatitos y la veréis sentada al lado de Michú. :-)))

¡Sí, es Yenny, pero con unos 12 o 13 años más!

Le encantaba estar en medio de todo el tinglado y jugar con los gatos. Este perrita tan cariñosa, adoraba a mi hermano y mi cuñada, por eso ellos se la llevaban muchas veces a su casa; para que jugaran con los gatitos e hiciera un poco de ejercicio en el jardín de la urbanización.

(Aunque este blog es de gatitos, un día le tengo que hacer una historia a Yenny. ¡Se la merece como la que más!).


Un besito, Yenny. También te he querido mucho.

Sarry

Aquí podéis ver a Sarry, otro gatito que se encontró mi hermano en la calle y que acogió en su casa.


Por aquel entonces tenía ya a Petric, aquel gatito negro, de la misma camada que mi gatita Wendy.


Aunque ambos se conocieron siendo ya adultos, no tuvieron problemas para adaptarse. Jugaban juntos y verlos corretear y acicalarse mutuamente era una delicia.

(También le tengo que tirar de las orejas a mi hermano y mi cuñada, para que me den más fotos y me cuenten sus historias).

Sarita, una gatita muy tierna


Sarita, era una gatita gris y crema que mi hermano y mi cuñada recogieron de la calle. Era preciosa: su carita era redondita, su pelaje suave, y su cuerpo redondeado.

Como todos nuestros gatitos, Sarita hizo de nuestra casa su patio de juegos. Se subía a las mesas para jugar con los centros de flores secas y se pegaba unas buenas carreras por los pasillos. Era una gatita muy movida y juguetona, como todo cachorro que se precie.

Aquí la podéis ver jugando con un platanito de plástico.
Este era el juguete preferido de Cristian.


Le gustaba jugar mucho en el cuarto de mi abuela, donde ella la rodeaba de peluches y la mimaba como a una reina.




También se subía al rascador y ocupaba el lugar más alto para dominar la situación, cuando estaba en la cocina. Mi madre la tenía tan mimada cuando mi hermano la traía a casa, que hasta le ponía el plato de comida delante para que no se tuviera que mover del sitio.

Como podéis ver en la foto, Sarita entró en nuestras vidas en 1999.


Con el tiempo, Sarita se fue haciendo una gatita adulta y los viajes en coche le iban gustando menos, así que mi hermano la iba dejando en casa cuando venía a vernos.

Sarita vivió con mi hermano y mi cuñada, además de con su propia madre gatuna. Tuvo mucha suerte porque ellos acogieron tanto a una como a la otra.

¡Seguro que tienen muchas historias que contarme sobre Sarita, para que yo os las pueda transmitir a vosotros!. De momento, disfrutad de sus fotografías. ;-)