
Por aquel entonces tenía ya a Petric, aquel gatito negro, de la misma camada que mi gatita Wendy.

Aunque ambos se conocieron siendo ya adultos, no tuvieron problemas para adaptarse. Jugaban juntos y verlos corretear y acicalarse mutuamente era una delicia.
(También le tengo que tirar de las orejas a mi hermano y mi cuñada, para que me den más fotos y me cuenten sus historias).
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